Nuestro pan de cada día
sabe a esfuerzo
y a sudor goteado
a servidumbre indeseada
a estrellas
a veces a infierno
como una suerte de azahar
como premio o castigo
como ángeles de azulado plumaje
o como siniestros demonios
o tibia luz,
una forma de alimento insípido
cada día, cada instante,
una suerte de jornal esclavizado,
un mendrugo de vida
que a veces sabe a miel,
a veces a amarga victoria
desde la cuna a la tumba,
con ingredientes simbólicos
para apaciguar el hambre,
para apaciguar la ausencia
que nos deja sin respiro,
que nos deja sin aliento.
Inicio mi blog en 2005. En el está contenida gran parte de mi poesía. Lo que me resta por vivir bien pueden ser unos 25 años, quizás más, quizás menos. Estoy en un período en el cual se capitaliza la experiencia.
3.5.14
Pan de cada día
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