3.5.14

Pan de cada día

Nuestro pan de cada día
sabe a esfuerzo
y a sudor goteado
a servidumbre indeseada
a estrellas
a veces a infierno
como una suerte de azahar
como premio o castigo
como ángeles de azulado plumaje
o como siniestros demonios
o tibia luz,
una forma de alimento insípido
cada día, cada instante,
una suerte de jornal esclavizado,
un mendrugo de vida
que a veces sabe a miel,
a veces a amarga victoria
desde la cuna a la tumba,
con ingredientes simbólicos
para apaciguar el hambre,
para apaciguar la ausencia
que nos deja sin respiro,
que nos deja sin aliento.

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