29.6.12

Cementerios solitarios



Hay cementerios solitarios
en donde los latidos son ausencias
un descanso de huesos apenas
una brisa sin pausa,
la quietud una estatua invisible
los pájaros un deseo
las flores marchitadas sin piedad
la muerte
ni corazones ni sangre
ni caricias ni respiros
un silencio ensordecido
una sonrisa, un anhelo,
mi madre callada
para siempre noche
y para siempre un recuerdo
una espada atravesada
el dolor una carroza
que se fue alejando
tan lenta y tan queda
como una vela que se apaga.

6.6.12

Mercado de esclavos




Arrastro mis huesos
como carreta desvencijada
por las mustias calles de Santiago,
evadiendo perros vagos
bicicletas  y sujetos angustiados
mientras cae la tarde como un anzuelo oxidado,
con olor a vida moribunda y hojas secas, 
largas filas de usuarios vadean
como serpientes las veredas,
portando lo injusto y lo inhumano
al borde de la pisadera de un bus,
más lateados y dormidos
tan inertes en sus almas,
más esclavos,
como dóciles vacunos 
a merced del sanguinario,
agotados de morir cada día
y resucitar cada mañana,
en un eterno retorno que no acaba
y que destila 
todo el hastío del mundo
y la rabia de no cortar el círculo.