desde la Cordillera de los Andes
al Océano del Pacífico de nuestras vidas,
a veces tenue, a veces feroz,
con sus seniles gestos,
con su aprendizaje ancestral.
Aparecen brotes, estallan flores,
y se paren frutos en eterno retorno.
La vida es una secuencia perfecta,
un suceder persistente,
duele la mano de un ser incomprensible,
un dios que domina el corazón del universo,
con su ordenamiento infinito,
con su quehacer perfecto.
con sus seniles gestos,
con su aprendizaje ancestral.
Aparecen brotes, estallan flores,
y se paren frutos en eterno retorno.
La vida es una secuencia perfecta,
un suceder persistente,
duele la mano de un ser incomprensible,
un dios que domina el corazón del universo,
con su ordenamiento infinito,
con su quehacer perfecto.
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