31.5.09

El país de mis recuerdos
























En ocasiones me dirijo a mi pasado y me refugio en aquellos momentos que dejaron huella y han sido fuente de inspiración de este poema. En ellos están presentes mis abuelos, padres, tíos, hermanos y primos que conformaban un universo lleno de afectos, sensaciones y vivencias que me acompañarán por siempre.





El país de mis recuerdos



Cuando viajo
al país de mis recuerdos
me reúno con mis abuelos
junto al fogón de la cocina
con olores y sabores
que hoy no existen,
con mi abuela Aurora
regando las macetas,
con mi abuelo Teodoro
fumando y bebiendo su Cinzano
en la vieja galería,
con sus vidrios titilando
al vaivén del suave viento,
con la leña
y con la sombra
manchando las paredes,
la sopa diaria sobre el fuego,
el humo y el hollín
dejando estelas indelebles,
con un loro parlanchín
amenizando los atardeceres,
mientras tías y tíos
se disputan la tertulia.
Es allí donde cobijo
mis recuerdos y los afectos,
donde cruzo ríos y praderas
donde apaciento mis memorias
y me debato entre la vida
y también entre la muerte,
donde atrapo felicidad
y también atrapo penas,
porque en el país de mis recuerdos
vivir es imperioso,
amar es deseable
y los matices son condimentos
necesarios y reales.

7 comentarios:

fgiucich dijo...

Es que la vida está hecha de recuerdos y en ellos nos refugiamos de vez en cuando, como para tomar fuerzas y seguir luchando. Abrazos.

Marina dijo...

Me encantó este poema que has pintado con cálidos matices hogareños. Abrazo.

Damasco. dijo...

Te sale un destello que arrepiento no pasar por tus calles.

Tesa Medina dijo...

Hay, Mónica, qué poema más evocador. lleno de imágenes de olores de texturas, las osmbras manchando las paredes, el viento haciendo titilar los cristales, el cinzano del abuelo...

Es precioso. Cómo alivian los buenos recuerdos!, aunque hay un pelín de nostalgia también.


Ah, sobre el libro que me comentas en mi anterior post sobre el clero, conozco al autor, y te puedo decir que es una persona honesta y muy bien documentada.

Me gusta mucho leerte, Mónica.

Un beso.

Ana María Espinosa dijo...

¡Ay, como me identifico con todas esas sensaciones y recuerdos tuyos,me he visto reflejada en tu espejo, igual, igual!

paolav dijo...

Me haces llorar, una nostalgia de mis abuelos, que eran como mis padres. Tanto amor nunca he visto, amor para darnos y mimarnos, a veces con una educación rígida, pero sabia, a veces con ternura, esa de calentarme los pies al fogón, en un frío invierno o pasarme la mano por la cabeza cuando entraba corriendo a su casa.
Besos

Isabel Barceló Chico dijo...

Qué hermosos recuerdos. La infancia es una experiencia irrepetible y, desde luego, ningún olor ni sabor vuelven a ser iguales cuando alcanzamos la edad adulta. Algo hemos perdido. Y algo hemos ganados llegando hasta el presente. Te felicito por este blog tan sensible. Saludos cordiales.